Por Flavia Mameli | 4.8.2009 al documento oficial sobre educación sexual, diversos sectores expresaron su repudio. Las declaraciones del Arzobispo se suman a muchos otros intentos de la Iglesia Católica por oponerse al derecho de formación de mujeres y varones tal como lo garantizan las leyes de gobiernos democráticos. Las declaraciones en contra de un documento oficial sobre educación sexual hechas días pasados a través de un comunicado firmado por el arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión de Educación Católica del Episcopado, Monseñor Aguer, generaron la reacción de diversos sectores. El texto al que Aguer se refirió en el comunicado que desató la ola de oposiciones es el Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH/Sida, producto del trabajo encabezado por los ministerios de Educación y de Salud, y que se basa en programas de lucha contra el VIH-SIDA de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales. Entre otras críticas, el Monseñor atribuyó al manual ``una visión reduccionista, sin referencia al amor y la ética``; señaló que ``detesta la distinción y complementariedad de los dos sexos``; y además lo calificó de ``neomarxista`` por interpretar la sexualidad ``según la dialéctica del poder``. El arzobispo también afirmó que el manual ``parece otra imposición totalitaria del Estado`` y que constituye ``una velada amenaza a la libertad de enseñar y aprender la verdad``. Una de las primeras voces que expresaron su repudio fue la del flamante ministro de Educación, Alberto Sileoni, quien declaró a medios locales que el manual está pensado para nutrir la discusión docente, y que ``no llega a las escuelas``. Pero además, el ministro señaló que ``La ley de educación sexual no es una opinión``, refiriéndose a la ley 26.150 de Salud Sexual Integral, sancionada en octubre de 2006, y que garantiza el derecho de niñ@s y adolescentes a recibir educación sexual. Mientras tanto, el director General de Escuelas bonaerense, Mario Oporto, en diálogo con Radio Provincia calificó de ` `totalitario`` el tono del comunicado. En el mismo sentido, integrantes de la Red Informativa de Mujeres de Argentina (RIMA) se pronunciaron en contra de lo expresado por Aguer, quien le atribuye al documento ``una visión reduccionista, sin referencia al amor y la ética``. La legisladora electa María Elena Naddeo indicó en un comunicado enviado a RIMA que: “cuanto mayor es la educación sexual que reciben los chicos, más tardía es la iniciación sexual”. Agregó también que ``En vez de reinstalar discursos inquisitoriales habría que centrar el análisis crítico en la cultura mediática y consumista, con su carga de promoción del proxenetismo``. Por su parte, Diana Maffía, Presidenta de la Comisión de igualdad de oportunidades y de trato entre varones y mujeres de la Legislatura porteña, sumó al debate: ``La patria potestad no es una propiedad sobre los hijos``, subrayando así la prioridad del derecho a la salud. ``Hemos protagonizado encuentros interminables, de horas y horas ganando discusiones por mayoría de expertas y no por convencimiento de los otros sectores`` recordó Eva Giberti, Coordinadora del Programa Las víctimas contra la violencia, refiriéndose a la Comisión que discutió los contenidos de la Ley, y que ella integró. La red PAR (Periodistas de Argentina en Red) también expresó su rechazo a partir de un comunicado de prensa en el que señaló: ``es hora de terminar definitivamente con los resabios de un concepto de familia meramente patriarcal y destinado a la procreación. Desde esa visión, los jóvenes debieran practicar el pudor, la virginidad y la castidad, y la femineidad se manifestaría sólo mediante la maternidad``. Historia repetida No es la primera vez que la Iglesia Católica se opone a la obligatoriedad del dictado de clases de educación sexual en las escuelas, y de otras materias curriculares que apuntan a construir y fortalecer la mirada crítica de estudiantes en materia de derechos humanos. En 2007, la Comisión que preside Aguer tuvo como blanco una asignatura que se dicta en la Escuela Secundaria Básica (ESB), en la que se trabaja a partir de talleres sobre los derechos y deberes de ciudadan@s. En esa oportunidad, el Monseñor dijo que los contenidos de la materia se inspiraban ``en el neomarxismo``, y señaló que la asignatura pretendía “hacer del niño un pequeño teórico crítico para cambiar la sociedad, con una marcada perspectiva ideológica``. Las recientes críticas a la Ley de Educación Sexual Integral se sumaron a las que ya había presentado en 2006 el Obispo de San Luis, Monseñor Luis Lona, cuando instó al gobierno a buscar claridad frente a una ``norma legal ambigua, que elude definir los criterios que guiarán su aplicación``. El Monseñor indicó que la norma hacía hincapié en ``la cultura del egocentrismo hedonista, que se difunde por las modernas tecnologías de la comunicación, y que recibe un respaldo cada vez mayor del poder político mundial``. La oposición a la Ley 26.150 por parte de la Iglesia ya era palpable en febrero de 2006, mientras el Congreso se preparaba para su aprobación, cuando se demandó a los legislador@s ``no caer en el abuso de convertir la educación de los menores en escuela de doctrina ideológica que no respete la cultura y la tradición de los pueblos`` y ``los valores morales, espirituales y religiosos`` de los padres y establecimientos educativos. Como ocurre en nuestro país, también en España levantaron la voz sectores conservadores avalados por la Iglesia. Así ocurrió en 2008, cuando quisieron evitar que se dicte la asignatura Educación para la Ciudadanía, y pidieron al Tribunal Supremo contemplar la posibilidad de objeción de conciencia. Después de varios meses de discusión, la Justicia determinó a fines de enero de este año la obligatoriedad de la materia, ya que ésta no vulnera el derecho de padres a que sus hijos reciban formación religiosa y moral de acuerdo con sus propias convicciones – tal como lo establece la Constitución en su artículo 27 -, ni el derecho a la libertad ideológica y religiosa. |
Artemisa Noticias |
La educación es un derecho.