Cáncer de mama: un mal detectable


Por Leticia Puente Beresford 24.10.2008

Según la Organización Mundial de la Salud, cada 30 segundos en algún lugar del mundo se diagnostica un cáncer de mama. Es por eso que durante todo el mes de octubre se organizan campañas dirigidas a la población femenina con el objetivo de fomentar acciones de información y asesoramiento sobre la enfermedad y su detección precoz. En esta nota las principales características de este mal que se globaliza, no así su detección y tratamiento.
El cáncer de mama se ha convertido en una preocupación mundial. Se estima que un millón de casos se identificarán este año y cerca de 500 mil casos existentes y de nuevas pacientes morirán por esta enfermedad. Tan solo en los Estados Unidos se diagnosticarán uno en cada ocho mujeres.

El cáncer de mama es la forma más letal de cáncer para la mujer en el mundo, precisa la prestigiosa revista Time, luego de mencionar el caso de Liu Lichunn, quien a los 40 años y originaria de China, nunca había oído hablar de mamografía o mastectomía. Ella perdió su seno izquierdo a causa de esa misteriosa enfermedad.

Liu creía que el diagnóstico era una sentencia de muerte. ''Nunca escuché en China ningún caso de personas con cáncer que no murieran'', apunta.
La revista Time, por su parte, explica que en China, como en países de economía emergente, el cáncer de mama es relativamente nuevo y preocupante. Para pacientes y doctores, el aprendizaje sobre su tratamiento va en pausas, titubeante.
Antes, afectaba a las mujeres blancas en la industrial Norteamérica, en Europa del oeste, pero hoy el cáncer de mama esta en todos lados: Asia, África, Europa del Este y Latinoamérica, donde todos están viendo el aumento de casos.
Para el 2020, dice Time, el 70 por ciento de todos los casos de cáncer de mama en el mundo ocurrirán en los países en vías de desarrollo. Peor aún, el alcance de la enfermedad se está expandiendo, pero no así la detección y el tratamiento.
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Cáncer y economía
Para una mujer que se pelea contra el cáncer de mama en el occidente industrializado, tienen nuevos diagnósticos y opciones de tratamiento, pero no sucede en otros lugares.
En los Estados Unidos se estima que se destina 8.1 billones de dólares para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama cada año. La ubicación de máquinas para mamografías, clínicas y especialistas muestra lo que el dinero puede comprar.
En contraste en Pune, India, para 3.5 millones de mujeres, solo existe tratamiento paliativo. La mitad de las mujeres de la India que padece esa enfermedad permanece enteramente sin tratamiento.
Kathleen Kingsbury, autora del artículo que el Time titula ''La cara cambiante del cáncer de mama'', explica que en África del Sur solo cinco por ciento del cáncer es detectados en fase temprana. En los Estados Unidos en contraparte, es detectable el 50 por ciento.
En Ucrania donde las máquinas de mamografía son accesibles, es posible que los doctores escojan entre más de dos imágenes tomadas. Pero en una pobre y desesperante tierra como Kenia ''si no puedes viajar para el tratamiento, dice Mary Onyango, solo te sientas a esperar tu muerte''. Y Nanci Brnker, fundadora del grupo Komen afirma: ''La pobreza es conocida como un carcinógeno''.
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Avances y retrocesos
La mejora en la sanidad, en la comida, en los servicios de salud pública, incluidos medicamentos económicos, trajo mejores expectativas de vida para las mujeres. En 1965, la expectativa de vida era de 50 años y en 2005 aumentó a 65 años. Pero eso también significa que las mujeres simplemente viven lo suficiente o más para alcanzar la edad en la que son más susceptibles al cáncer de mama.
Con la expansión de la forma vida occidental, con los hábitos alimenticios que dan preferencia a la comida grasosa, excluyendo el ejercicio y propensas a la obesidad, aumenta la incidencia de cáncer de mama.
Los factores de riesgo, con la globalización, pueden cruzar las fronteras libremente, pero el conocimiento sobre los tratamientos no. América puede vivir un mundo de moños rosas en apoyo a la lucha contra el cáncer, pero en otras partes del mundo el cáncer de mama continúa siendo un secreto vergonzoso.
La investigación en América del Norte, Latinoamérica, África, Asia, Europa y el medio Oeste muestra que hay lugares donde se encontraron soluciones y en otros no. Hay países en donde las vidas se han estado salvando y otras en donde se continúan perdiendo. En todos estos, el primer paso a combatir la enfermedad es en el entendimiento sobre ella.
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Costumbres occidentales
Si la expansión de los estilos de vida de los Estados Unidos y Europa indica Time están contribuyendo al boom del cáncer, lo primero y más terrible son los nuevos hábitos, es decir la dieta.
En un estudio realizado en julio del 2007, científicos trazaron el hábito alimenticio de tres mil mujeres chinas, cuyas edades eran de 25 a 64 años. La mitad del grupo come ''carne-dulce'', dieta de la cocina occidental, rica en carne roja, camarones, pescado, dulce, postres, pan y leche. Las demás, lo más tradicional de Asia como tofu, vegetales, frijoles, pescado, leche de soya. Mujeres postmenopáusicas en la carne-dulce mostraron 60 por ciento más riesgo de desarrollo del más común cáncer de mama.
En el tema del cáncer de mama, la reproducción mundial de los hábitos del occidente está bajo escrutinio.
Cada vez más mujeres se integran a la fuerza laboral en naciones que se industrializan, limitando el número de hijas e hijos, lo cual podría estar incidiendo en el riesgo para desarrollar cáncer de mama, revelan algunas investigaciones. La razón puede ser que el embarazo y la lactancia proveen al cuerpo de estrógeno por más tiempo, a diferencia de lo que ocurre con la baja de estrógeno que implica el ciclo menstrual.

El embarazo y la lactancia pueden a veces cambiar el tejido del seno, construyendo anticuerpos que ayudan a prevenir células que pueden convertirse en cancerosas. Por eso, entre menos embarazos tenga una mujer, esta modificación del tejido ocurre menos.
Por otra parte, la falta de ejercicio, común en la vida occidental, es también un factor de riesgo. La gente que trabaja en granjas y en fábricas posiblemente trabajan todo el día, no así quienes trabajan en una oficina, indica Time, lo cual es un fenómeno que se globaliza.
Una investigación realizada en febrero del 2007 por la University Southern de California mostró que un grupo de 110 mil 559 personas con actividad promedio extenuante de cinco horas a la semana, por largo tiempo, obtuvo 20 por ciento menor riesgo de ser invadida por el cáncer de mama, particularmente tumores de ER-negativo.

Los médicos no saben certeramente el mecanismo preciso mediante el cual esto ocurre, pero se ha demostrado que la actividad de la mujer y una dieta saludable favorecen su salud.

Artemisa Noticias/CIMAC