En los niños está la sabiduría, la razón, la amistad y todos los frutos del amor.
En ellos las fronteras no existen, los rencores, los odios no crecen en sus corazones y reconocen las fallas como parte del crecimiento humano.
En los niños está lo que necesita el mundo. El futuro, el amor y la esperanza.
Que el corazón de nuestro niño interno, renazca en los corazones de todos los adultos que poblamos esta tierra.
Y sin rencores ni odios, que llegue la paz definitiva al conflicto palestino-israelí, que por primera vez nos junte la paz y no la guerra.
Que este no sea solo un abrazo a la esperanza, sino que sea la esperanza misma, el reencuentro de amor entre dos hermanos.