Hospital Gutierrez
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Llamado Urgente a la Concientización

Todas queremos gozar de buena salud en la cotidianidad. Consejos de madres y abuelas han naturalizado que mientras una mujer pueda levantarse cada mañana y realice los quehaceres domésticos o trabaje fuera de su casa, todo anda bien. ¿Cómo y cuánto trabaja? ¿Cómo se siente? ¿Le duele algo? ¿Tiene ganas de cumplir con deseos personales? Son cuestiones pendientes. Mientras cumpla un “deber-ser” cultural, social, religioso, familiar; es decir haga lo que los otros esperan de ella, esa mujer esta sana. “El universo esta hecho de historias no de átomos” dice Muriel Rukeyser y aquí algunas historias nos alertan, nos hacen reflexionar, estar atentas, comprometernos en las pequeñas grandes acciones cotidianas de denuncia y de solidaridad que generan el 'efecto mariposa”. La teoría del caos sostiene que todo en la naturaleza esta tan interconectado y es tan susceptible a la influencia, que cualquier pequeña acción en un lugar puede provocar un efecto inmenso en otro. Hace tres meses estuve en Junín de los Andes, una pequeña comunidad agrícola-ganadera típica de la cordillera, famosa como centro de pescadores que conocen los rincones mágicos donde transcurre su plácida vida las truchas. pueden ser de cualquier ciudad y por eso las traigo aquí. Hace unos dos años, Mirta estaba nerviosa y casi no dormía porque un taxista (que llamaremos MH.) llevaba un tiempo robándole ropa interior del tender del patio de su casa, que luego aparecía en el portón. Ella es una mujer de 37 años robusta, bien parecida y vive en Junín con su hijo de 9 años, desde hace unos seis años, cuando se vino de su Formosa natal, en busca de trabajo y de tomar distancia de su ex marido. Luego de muchas noches en vela, en dos oportunidades logró encontrarlo en su terreno, la primera vez él huyó antes de que Mirta llamara a la policía; la segunda logró retenerlo, forcejearon y mientras llamó a la policía. Desde la guardia le respondieron que no tenían móvil a disposición para acudir, por lo que no tuvo más remedio que dejarse vencer por la fuerza de él, quien se retiró burlonamente mientras continuaba intimidándola con frases ofensivas. A la mañana siguiente, Mirta con toda la furia retenida durante la noche, caminó hasta la parada de taxi donde habitualmente él espera clientela sentado en el auto, con la ventanilla baja, y allí mismo lo atacó a golpes de puño en la cara, mientras le gritaba: “Si vos sos loco, yo también, volvés a molestarme y te pico a cuchillo, así te voy a esperar…” Como era de suponer, el hombre denunció a Mirta por agresiones en la vía pública y ella recibió en esa semana una intimación judicial a responder en 72 horas. Una vez más caminó hasta la parada de taxi para responderle que ella era la víctima de su acoso y que estaba harta, en palabras de ella: “72 patadas en el… te voy a dar…”. Luego de lo cual caminó hasta la comisaría para denunciar, una vez más (esa era la tercer denuncia), el acoso del taxista. Luego se supo que eran muchas más las mujeres que sufrían o habían sufrido acoso por parte de este sujeto con antecedentes por robo, acoso y violencia hacia su esposa. Recién cuando se juntaron varias mujeres se dio curso a la denuncia, que llevó a demostrar su delito, por lo cual se lo inhabilitó en su licencia de taxi por un año y realizó trabajos comunitarios por 6 meses. Hoy continúa libre, trabajando como taxista y ha sumado a su haber nuevas denuncias por golpear a su esposa. Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLA), “reconocer y destacar el papel clave de las relaciones entre mujeres y hombres para el fomento de la salud y los derechos de la mujer, rechazando todo abuso o violencia sobre las base de las relaciones desiguales de género” . La historia continúa con el relato de la vida de la esposa del taxista, a quien llamaremos Alejandra. Es maestra de educación primaria, tiene un hijo adolescente que no vive con ella y dos pequeñas hijas de 2 y 4 años. Ha realizado muchas denuncias por violencia hacia MH., que en pocas horas pide retirar y vuelve con él. Es una mujer hermosa, cuida mucho su aspecto personal, se la ve siempre acompañada de las pequeñas, sola y muy triste. No tiene familiares en Junín. Las amigas se alejan después que retira las denuncias y acepta nuevamente al marido en su casa. En este siglo, continúa la Campaña 28 de Mayo: “Se estima que casi la mitad de todas las mujeres adultas han experimentado violencia de parte de su pareja intima”. Otra tarde, otro recuerdo rescatado en una caminata junto al río: “Mi hijo Ezequiel nació en el Hospital de Junín de los Andes el 18 de octubre del 2002. La misma madrugada una jovencita mapuche de una comunidad cercana sufría, en silencio, en la cama contigua, dolores de parto. Cuando por sus gestos la vi muy cerca del nacimiento comencé a llamar a gritos a las enfermeras. Cabe aclarar que lo hicieron luego que logré ir caminando al office donde descansaban, les plantee la situación y llegaron a la habitación cuando la joven ya estaba teniendo en la cama a su bebé. Mas tarde me dijeron que a la doctora de guardia no pudieron despertarla. No sólo no la llevaron a la sala de partos, sino que casi una hora más tarde apareció en la habitación la médica de guardia para suturarle el desgarro del parto y mientras lo hacía comentaba en voz alta: “ay nena, estoy redormida te estoy cosiendo re-mal y bueno, quien te manda parir tan joven y de madrugada…” Es necesario, agrega la RSMLA: “garantizar que todas las personas tengan derecho a servicios de buena calidad de atención a la salud, sin importar sus condiciones de vida, su edad el lugar donde vive, su raza / etnia, su pertenencia a ciertas culturas o religiones o las opciones personales que asumen.” Más aún la maternidad encierra riesgo de vida. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una histórica resolución vinculada con la vida y la salud de las mujeres: por primera vez definió que las altas tasas de mortalidad materna son un problema de derechos humanos. La Argentina copatrocinó la declaración. El último registro oficial indica que en el país fallecieron por causas vinculadas con el embarazo, el parto y el puerperio 4,4 mujeres cada 10 mil nacidos vivos, un registro casi tres veces mayor que el de Chile. Una de cada cuatro muertes ocurrió por complicaciones de abortos inseguros: ésta sigue siendo la principal causa de muerte materna desde hace más de veinte años. Estos testimonios tienen ausencias y las ausencias gritan “de eso no se habla”. La vida sexual placentera no forma parte de la salud de las mujeres como tampoco el derecho al descanso, al juego, a los anticonceptivos, a los propios deseos, a una vejez sin privaciones, etc. ¿Cómo transformar? ¿Cómo vivir el efecto mariposa en bien de la salud de las mujeres? En esta realidad como tantas otras debemos incluirnos como sujetos de cambio. Cada una desde su igualdad / diversidad en la complejidad que significa defender y construir derechos para todas/os. En estos testimonios hay sentir, compartir, construir, buscar, denunciar, abandonar, llorar, intuir, constatar. Si las mujeres contaran... habla de la salud que todavía se nos debe a las mujeres. La memoria subjetiva, afectiva y narrada es un desafío a encontrar caminos para exigir el cumplimiento de los derechos a la salud. |
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Fuente: Artemisa Noticias |
GRIPE A
UNA PSICOLOGA EXPERTA EN SALUD PUBLICA ANALIZA LOS COMPORTAMIENTOS ANTE LA EPIDEMIA
“Hay alarma porque aparece un peligro que no está naturalizado”
Alicia Stolkiner, titular de la cátedra de Salud Pública de la UBA, analiza los mitos, prejuicios y fantasías que genera una epidemia. La alteración de lo cotidiano, la conciencia de la muerte, las salidas individualistas.

–¿Cómo analiza el nuevo escenario social generado por la presencia del virus de la gripe A?
–Se comienza a producir una alteración de la vida cotidiana y, por ende, un movimiento que conlleva cambios en las representaciones y las prácticas de las personas. No es poca cosa cuando ese movimiento toca aspectos tan nodales como la enfermedad y la muerte. Toda sociedad naturaliza algunas cosas y considera extraordinarias otras. La alarma surge cuando un acontecimiento altera ese marco de comprensión. Pongo un ejemplo: tenemos una alta mortalidad por accidente de tránsito, pero no por ello las personas –que están en condición de hacerlo– dejan de viajar durante un fin de semana largo. De alguna manera hemos naturalizado ese riesgo en las vidas y podemos negarlo con mayor facilidad. Se incorpora en la negación de la muerte, en una cultura que parece tener cada vez menos espacio para ella. Tampoco producen tal alarma las muertes que, claramente, tocan sectores excluidos y por ende no se piensan como posibles para un “nosotros” que se define a sí mismo (con razón o no) como fuera de riesgo. Ahora hay un escenario general de alarma en donde muchas personas ven aparecer un peligro que no está dentro de los naturalizados o previstos. Nos hemos acostumbrado a considerar poco peligrosas las enfermedades infectocontagiosas, en la era de los antibióticos. Hace tres años tuve neumonía y no pensé que mi vida estaba en riesgo por ello. Ahora lo viviría de una manera distinta.–¿Qué se está perdiendo de vista al analizar el alcance del virus H1N1?
–Hay dos aspectos que están siendo poco considerados: uno son las condiciones sociales generales en las cuales se produce una enfermedad y el otro son las prácticas preventivas ligadas al fortalecimiento de la condición de salud de las personas y no sólo la evitación del contagio. En las condiciones sociales se encuadra desde el carácter urbano de nuestra población y lo que esto conlleva, pasando por prácticas de trabajo hasta prácticas instaladas con respecto al cuidado (o no) cuando hay una situación de enfermedad. Vivimos en grandes conglomerados urbanos que concentran gran densidad de población en pequeños espacios. Eso implica la presencia constante de infinidad de contactos en la vida diaria, difíciles de evitar. Con respecto a las prácticas, hay una que quisiera señalar, que en la década del ’90 se llamó “presentismo patológico”, refiere a aquellas situaciones en que una persona asiste a trabajar cuando no debiera hacerlo porque produce un riesgo para su salud y la de otros. Este fenómeno se agudizó mucho debido a la precarización de las condiciones de empleo, la presión para evitar el ausentismo laboral y las formas de trabajo que generan ingresos solamente si el trabajador las ejecuta, como el caso de los autónomos. La precarización de las condiciones de empleo y de los derechos del trabajo son un factor de aumento del riesgo de epidemias. Como complemento de esa práctica se exalta como un valor la superación del síntoma para seguir en actividad. Las propagandas nos muestran una serie de medicamentos que son paliativos de síntomas gripales (no curativos) recomendados para seguir en pie y ser productivo, aunque se esté enfermo. Lo “productivo” se extiende a las actividades sociales y a la recreación. Recuerdo una que muestra a un hombre joven que se levanta a la mañana con un fuerte malestar, se toma uno de esos antigripales y se mejora, en la escena siguiente se lo ve en el cumpleaños de su hijo, rodeado de niños. A la luz de lo que está pasando ahora, se transparenta lo disparatado de la propuesta: amortizar los síntomas para ser un foco de riesgo en un cumpleaños infantil y todo aparece como un valor. Es probable que algunos de estos jóvenes que están con cuadros graves hayan tardado en detener la actividad y hayan tratado de paliar los síntomas agravando en mucho la situación. Hay que recuperar viejos hábitos acerca de cómo se curaban estos procesos antes, entre ellos algo tan obvio como que la curación de una enfermedad requiere reposo.–¿Cómo juega la industria farmacéutica?
–La industria farmacéutica ha favorecido –dado que toda empresa necesita colocar su producto– la fantasía de que la enfermedad se cura básicamente con un medicamento, esto no es así. Las enfermedades y los mecanismos de curación son procesos sumamente complejos y se requiere de una multiplicidad de cuidados para ello. Es una fantasía de nuestra época la de la píldora mágica que soluciona todo. Con esta gripe vamos a tener que revalorizar los cuidados en el sentido más amplio, no se trata de tomar una pastillita y seguir como si nada. Se trata de favorecer y potenciar los factores protectores y de lucha contra la enfermedad que el cuerpo y la persona tienen.–¿Qué prejuicios se pueden agudizar?
–Hay una alarma desmedida. Habría que tener la capacidad de tomar las medidas necesarias sin que surja una cantidad de prejuicios, mitos y fantasías que las enfermedades arrastran. Un gran mito es que las enfermedades vienen de afuera, es una asociación por deslizamiento entre extraño, desconocido y peligro. Eso puede llevar tanto a subestimar el cuidado que hay que tener en algún caso, cuanto a discriminar o rechazar los desconocidos o distintos. Una alumna comentó que, aunque se sentía mal, su jefe le pidió que fuera a trabajar, simultáneamente le aconsejó que desinfectara los lugares que tocaban los clientes, como si el contagio sólo pudiera venir de ellos, que eran “de afuera”. Es un clásico del imaginario. Toda epidemia puede hacer aparecer rechazos al otro, toda epidemia vehiculiza posiciones ideológicas y promueve instrumentaciones políticas.–¿Los mensajes son claros desde las autoridades sanitarias?
–Se está apuntando a prevenir el contagio mediante el contacto. Pero no se está señalando lo suficiente cómo prevenir la enfermedad a partir del fortalecimiento de los recursos que cada uno tiene. Los jóvenes son los más afectados. ¿Será así porque llevan una vida más estresada? El grupo de 16 a 45 es el más afectado y, simultáneamente, son los que más exigidos están. Con excepción de los que están fuera de toda oportunidad, lo cual también es un riesgo. Los jóvenes de clase media y clase media baja tienen horarios de estudio y de trabajo extenuantes, además se quieren divertir. Eso lleva a que se agoten y, eventualmente, se subalimenten o descansen mucho menos de lo necesario. El sistema inmunitario responde a las condiciones de vida, al descanso, al estrés. Debiéramos ser muy cuidadosos para tener nuestro aparato inmunitario protegido, para tratar de no enfermarnos y, en caso de enfermarnos, estar lo mejor preparados para ello. Me pregunto, por ejemplo, si no debieran suspenderse esas dietas estéticas hipocalóricas a las que se someten algunas jóvenes, dietas de 500 calorías diarias. Y a su vez es el momento, más que nunca, de garantizar que los sectores más vulnerables reciban el máximo de soporte nutricional y ambiental. No se trata sólo de proveer medicamentos, se trata también de garantizar alimentación y abrigo. Un aspecto que queda claro es que debería haber un sistema de salud integrado, que permita dar respuesta articulada, de conjunto, y no tan fragmentado y segmentado. Esta condición del sistema dificulta la respuesta.–¿Cómo analiza el rol de los medios de comunicación?
–No me parece que estén cumpliendo cabalmente la función que debieran tener. Muchos tienen un reflejo espontáneo a la construcción alarmista de la noticia más que a la información. Pocos promueven una práctica solidaria entre la gente, una práctica de cuidado mutuo como eje del cuidado propio. Se insiste en la salida individual como estrategia. El más claro ejemplo es la recomendación del uso de barbijos. No sirven para no contagiarse, sirven para no contagiar al otro si uno está enfermo. Una situación de epidemia como esta sólo se puede enfrentar cabalmente con una responsabilidad social y colectiva. He visto muchas recomendaciones de lo que uno debe hacer para no contagiarse de otros y muy pocas de lo que debe hacer para no exponer a otros. En las situaciones de emergencia se puede potenciar lo peor de una sociedad o se puede reforzar los lazos sociales. Deberíamos insistir más en lo que podemos hacer conjuntamente, aunque la prevención nos desaconseje tocarnos o besarnos.–¿Qué actitudes se pueden reforzar a partir de este escenario de miedo generalizado?
–La sociedad actual tiende a negar la muerte. Cualquier alteración que la ponga en el escenario produce mucha perturbación, conmociona. Salvo aquellas muertes que se rutinizaron. Fue necesaria la magnitud de un accidente como el que sufrió el micro que trasladaba a los alumnos del colegio Ecos, de Palermo, al chocar de frente con un camión conducido por un chofer borracho, para darnos cuenta del peligro del conductor alcoholizado. Y aun así, hay gente que protesta cuando le hacen el control de alcoholemia. De todos modos, siempre la negación se refuerza en la idea de que la enfermedad le sucede a otro por su particularidad o su diferencia. Esto puede favorecer conductas irracionalmente segregativas, como la de quienes apedrearon el ómnibus que venía de Chile con algún supuesto pasajero enfermo.Este tipo de pandemia debiera romper con esta lógica. No se ha vivido una situación social como ésta desde las epidemias de polio de mediados del siglo XX. Incluso, la epidemia de VIH-sida se instaló con la idea de que le pasaba a otro. Esta idea de que le va a pasar a otro ya no es sostenible. La única manera de enfrentar este problema es reconociendo la amplitud y heterogeneidad del “nosotros”.
Femenino - masculino
A la escucha del cuerpo Puentes entre la salud y las palabras', de Ivonne Bordelois. El libro explora las proyecciones inesperadas u ocultas de las palabras. Aquí recuperamos algunos fragmentos donde se desmenuzan vocablos relacionados con lo femenino y lo masculino. (…) etimológicamente se refiere a la capacidad nutricia de la mujer, no siempre goza de buena fama. Alvaro García Meseguer, autor de Lenguaje y discriminación sexual, una crítica al Diccionario de la Real Academia en su edición de 1970, con las enmiendas recogidas hasta 1976, hacía notar el sesgo de las siguientes definiciones:
indoeuropea *wi-ro, que significa, entre otras cosas, varón, soldado, y dio origen a warrior, guerrero, en inglés. no apuntaban mucho mejor en este sentido:
la fuerza y el vigor, características de los hombres. independencia, etc. de rasgos y vestimentas de hombre. específicamente, designa la potencia sexual característica de un hombre maduro. óvulos y da nacimiento a niños. Sirviente femenina, esposa, macho afeminado (sic). consideran propios de las mujeres. reservar las cualidades heroicas y la fortaleza moral para los varones, y el halo despectivo que rodeaba hasta hace relativamente poco a la figura nutricia y procreadora de la mujer. Las versiones actuales de ambos diccionarios, afortunadamente atentas al cambio de los tiempos, ofrecen, en general, definiciones mucho más satisfactorias, incluyendo algunas curiosidades inesperadas: así, male es descrito en el diccionario Webster de 2003 como “perteneciente al sexo que no puede tener niños”. En particular, se ha desterrado en inglés la ominosa ecuación de igualdad entre lo femenino y la molicie o bien con lo blando y lo débil. Al parecer, las feministas desterraron para siempre esta imagen, a partir de la imagen que tienen de sí mismas. Pero con todo, el Diccionario de la Real Academia de 2005 insiste en describir el adjetivo femenino, en una de sus acepciones, como “débil, endeble”. Ninguno de los que establecieron esta definición, probablemente, haya pasado nunca por una sala de partos. |
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Artemisa Noticias |
La Lactancia Materna en épocas de influenza

No existe aún evidencia específica sobre la lactancia materna y el pasaje de virus de la gripe A, N1H1 a través de leche materna. Las fuentes confiables de información (CDC, OMS, ABM) especifican las mismas recomendaciones que hasta ahora se venían emitiendo en caso de enfermedades maternas o de infecciones respiratorias:
1- Si el niño estuviera enfermo, aún con disnea por enfermedad respiratoria, es aconsejable mantener e intensificar la lactancia materna. A través de la leche materna el niño recibe inmunoprotección en una gama amplia de elementos inmunológicos humorales y celulares de la leche pero también inmunomodulación a través de factores que favorecen la respuesta inmunitaria del propio niño. Muy importante es que se facilite a la madre permanecer en el mismo ambiente que el niño, ya que elabora y le transfiere elementos antivirales inespecíficos (oligosacáridos y otros) y luego de la exposición, anticuerpos específicos para los gérmenes prevalecientes.
Por otro lado el niño al mamar recibe confort y protección materna en situación de stress por enfermedad y por internación.
Solamente en caso de suspender toda ingesta oral por taquipnea, se suspendería temporariamente la lactancia y debe sugerirse a la madre que se extraiga leche. En todos los casos, el niño tolera mucho mejor la ingesta por lactancia y por succión directa que por biberón, ya que coordina mejor los tiempos de succión- deglución- respiración.
Existe numerosa evidencia científica acerca de que las enfermedades respiratorias en pediatría son más leves, de más corta evolución y con menores complicaciones si el niño se alimenta o se alimentó con leche materna y más aún si lo hace en forma exclusiva hasta los seis meses.
2- Si el niño tomara fórmula láctea y lactancia materna, es aconsejable aumentar la frecuencia de lactancia y minimizar la oferta de otra leche, que no le aporta inmunoprotección, por el contrario provoca alteración de la flora intestinal del lactante y posible microhemorragias intestinales por donde se posibilitaría el posible pasaje viral.
3- Si la madre estuviera enferma se sugiere que intensifique las medidas generales: use barbijo, lavado frecuente de manos y que mantenga la lactancia ya que por esta pasan anticuerpos específicos que protegerían al niño de la infección.
Evitar recibir visitas y tratar de organizar ayuda por parte de pocas personas sanas que respeten medidas de protección.
La gripe por N1H1 no es contraindicación para la lactancia materna, tampoco los antivirales administrados a la madre (oseltamivir fosfato posee riesgo 1, bastante seguro, riesgo poco probable; el zanamivir no sería de primer elección, por presentar riesgo nivel 2 para el lactante (según actualización de la página sobre fármacos y lactancia materna: e-lactancia.org del Hospital de Marina Alta Alicante, España; y riesgo L3 según Thomas Hale: Medications and Mothers’ Milk, Ed. 2004).
Subcomisión de Lactancia Materna - Sociedad Argentina de Pediatría