MARIO MAS. TOCOGINECOLOGO. RIO NEGRO.
“La ley de salud sexual está desnuda de hechos”
Por Roxana Sandá
“El asunto es brindar educación sexual desde espacios no tradicionales y replantearnos que la sexualidad no es sólo para reproducir, sino además para pasarla bien”, postula el tocoginecólogo Mario Mas, pionero en la implementación de la anticoncepción en Río Negro. Sostiene que la clave está “en cambiar las cosas desde la participación de la gente. Hay que sacar la salud reproductiva de los hospitales públicos y empezar a hacer educación desde diferentes ámbitos”.
¿Eso habla de un fracaso de la estrategia hospitalaria en lo que tenga que ver con derechos sexuales y reproductivos?
–No es que haya fracasado, sino que el sistema de salud pública ya no alcanza. Creo que hay que romper paradigmas. La salud sexual y reproductiva no es un tema médico sino de toda la sociedad, y tiene que salir de la esfera médica para incorporar a otros actores, como educadores, actores, títeres, obras pictóricas. Hay que empezar a ser creativos.
¿En qué punto se encuentra la aplicación de la Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva?
–Es una asignatura pendiente. Cuando salió la ley (2003), dije que la moneda estaba en el aire. Lamentablemente, viene mal la moneda. Está en nosotros y en las organizaciones no gubernamentales presionar y trabajar en la temática. Se sancionan leyes, pero no se asignan presupuestos, y éste no es un problema de legislaciones, sino de presupuesto. Pienso que las autoridades se visten de palabras y se desnudan con los hechos. Y los hechos son pocos.
¿Cómo seguir aplicando la batería de herramientas que hay sobre derechos sexuales y reproductivos?
–Hay que sacar la salud reproductiva de la parte política y trabajar desde la parte privada. En la Argentina, el sistema de salud está en crisis. Por lo menos en Río Negro y en Neuquén se encuentra en un abandono total. Forman parte del escenario político que atraviesa la salud en todo el país. Deberíamos trabajar entre todos en una forma más armónica, pero tiene que haber voluntad política. Y la realidad es que cuando ves que crecen los números de embarazos no planificados, algo está pasando.
Usted planteaba la necesidad de reformular el ejercicio de la sexualidad.
–Lo que me preocupa no es lo que nos pasa, sino qué hacemos con lo que nos pasa. Tendríamos que trabajar desde diferentes niveles, por ejemplo a través de los medios de comunicación, que tienen mucho que educar en salud sexual y reproductiva. Y trabajar desde la familia, hasta la escuela y la sociedad. Hay que empezar a evangelizar en el tema sexualidad. No es casualidad que si ocurren 70.000 relaciones sexuales por minuto y nacen 203 chicos por minuto en el mundo, deberíamos replantearnos si la sexualidad es sólo para reproducir o es también para pasarla bien.
Ese no pareciera ser un planteo en discusión, al menos en la experiencia cotidiana.
–Además de la reproducción, la sexualidad tiene otras tres facetas como el género, la comunicación y el placer. Por supuesto que es necesario articular la salud reproductiva, pero también son fundamentales la educación de la sexualidad desde el punto de vista tradicional, cumpliendo las leyes que están, y por medio de la educación no formal. Si el Gobierno cree que porque no se imparta educación sexual en los colegios no se hace educación sexual, está muy equivocado. Todos nos educamos sexualmente, sucede que se hace mala educación sexual. Hoy tenemos grandes educadores como la televisión mostrando cuerpos semidesnudos que educan, nos guste o no. El mensaje existe, y no podemos esconder el elefante bajo la alfombra.