PARO DOCENTE

1 y 2 de octubre 2008
Carta a los padres de nuestros alumnos

Familias:
En primer lugar queremos agradecer el acompañamiento que muchos de ustedes nos están brindando en estos momentos tan difíciles como trabajadores, como docentes y como miembros de la comunidad educativa.
En segundo lugar queremos contarles por qué recurrimos nuevamente al paro, sabiendo que esto afecta no sólo a los chicos sino también a las familias. Nos parece importante aclararlo porque con mucho dolor escuchamos y vemos que desde los medios de comunicación se intenta instalar la idea de que lo único que queremos los docentes es “ganar más dinero”. Es cierto que uno de nuestros reclamos es el aumento salarial, ya que los precios han crecido enormemente en el último semestre (cosa que Macri reconoce y denuncia) y los salarios de los trabajadores ya no alcanzan. Sin embargo es una maniobra malintencionada decir que lo único que nos importa es nuestro salario.

Desde que comenzó el año la educación pública fue sistemáticamente agredida por la política impulsada desde el ministerio que conduce el Sr. Mariano Nadorowski:
se intentaron cerrar programas de inclusión educativa (destinados a subsanar las profundas diferencias que existen en las posibilidades de acceder al derecho social a la educación) que, si bien representan “parches” a problemas estructurales de un sistema educativo injusto, son de una enorme importancia para muchos chicos de las zonas más castigadas de la ciudad;
se cortaron subsidios otorgados a las cooperadoras para el mantenimiento del edificio escolar sin dar respuesta concreta a los problemas edilicios;
se redujo a la mitad la cantidad de becas otorgadas a estudiantes secundarios y frente a los reclamos la respuesta ministerial fue solicitar listas de alumnos que tomaron las escuelas, obligar a los docentes (adultos responsables) a abandonar la institución y dejar solos a los chicos y criminalizar la protesta iniciando causas judiciales contra alumnos de escuela secundaria;
se prohibieron las jornadas de reflexión (jornadas que históricamente sirvieron para mejorar colectivamente el trabajo en la escuela ya que en ella se tratan los problemas específicos de cada institución) y se determinó que a los docentes les estaba prohibido hacer declaraciones a la prensa… Mucha represalia y poco diálogo.

La lista sigue, pero nos parece que esto es una muestra lo suficientemente clara de cuál es la política que ha definido este gobierno para el área de educación: no gastar, no invertir, no poner plata, no solo en los salarios docentes. No quieren destinar recursos tampoco para mejorar los edificios y construir nuevas escuelas, ni para mejorar la calidad de los alimentos de los comedores escolares, no invertir ni para que todos aquellos que solicitan una beca para terminar sus estudios la reciban. A esto se suma que a diez meses de comenzado el año, sólo se ha ejecutado (gastado) una parte muy pequeña del presupuesto educativo producto de una ineficiencia total en la gestión pública.

El reclamo va más allá de lo salarial. La sensación de malestar que se vive en la comunidad educativa es muy grande. A mediados de año más de 200 directores y supervisores han escrito un documento de diez carillas criticando muy duramente la gestión de Nadorowski denunciando gravísimos casos de ineficiencia, soberbia y falta de diálogo. No se trata, como denuncian las fuentes oficiales, de un “paro político” (tratando de instalar la idea de que “política” es una mala palabra): en todas las medidas realizadas lo que se está expresando el repudio del 90% de la docencia a una serie de decisiones tomadas por el ministro, decisiones políticas (aunque la palabra no le guste) que tienen como objetivo vaciar la escuela pública.

Por esto paramos. No es sólo un paro sectorial o corporativo del gremio docente por un aumento salarial. Los docentes nos reconocemos como parte de la clase trabajadora (que incluye a los trabajadores ocupados y desocupados), somos padres y madres y ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires y paramos para denunciar y repudiar como padres, trabajadores y ciudadanos, el ataque a uno de los derechos primordiales de una sociedad: el de tener una educación pública y de calidad para el conjunto del pueblo.

La educación es un derecho